París, 14 de agosto A las mujeres en Afganistán se les ha «privado de sus derechos más básicos», entristecieron los refugiados afganos en Francia, quienes, de cara al aniversario de la caída de Kabul ante los talibanes, piden a la comunidad internacional que no «borre» ellos de la sociedad.
Shokria, un refugiado afgano, dijo a Efe su deseo de que los países europeos tomen «medidas serias» para ser vistos como «seres humanos». El 80% de los afganos desplazados son mujeres y niñas.
Varios refugiados afganos hablan de sus experiencias en el centro de acogida de refugiados de Cimade en Massy, Francia, a pocos días del primer aniversario de la toma del poder por los talibanes el 15 de agosto de 2021.
Desde 1939, Cimade es una organización no gubernamental dedicada a ayudar y proteger a inmigrantes y refugiados con asistencia jurídica, formación y alojamiento para que puedan instalarse en Francia.
Shokria, profesora de literatura, ha tenido que enfrentarse a situaciones «muy difíciles» a los 25 años hasta que llegó a Francia en febrero de este año.
«Cuando me fui de Afganistán, mis alumnos vinieron a despedirse. Fue un momento muy emotivo», recuerda emocionado.
Un mes después de que los talibanes tomaron el poder, Shokria se vio obligado a huir a Irán, donde pasó cuatro meses en duras condiciones y tuvo que pagar para salir del país.
Lo mismo le ocurrió a Basira, otra refugiada afgana asistida por esta ONG, que se vio obligada a pagar a las autoridades iraníes 8.000 euros para marcharse.
Su principal objetivo ahora es aprender francés y volver a ser profesor en el futuro, una profesión que describe como «muy noble».
«¿Por qué el silencio cuando tenemos la costumbre de proteger los derechos de las mujeres?», preguntó la docente, que entiende que están «completamente olvidadas por el mundo entero» y pide medidas que les ayuden a conquistar sus derechos para recuperar su libertad.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, la mayoría de los refugiados se han movido dentro de las fronteras del país, para finales de 2021 habrá 3,5 millones de afganos.
Además, 2,7 millones han cruzado la frontera para vivir como refugiados en 98 países diferentes, la mayoría en Pakistán (1,3 millones) e Irán (780.000), lo que los convierte en la población más desplazada del mundo después de los venezolanos.
La situación en el país es sumamente incierta y empeoró cuando el país fue golpeado por el peor terremoto de la historia el pasado mes de junio, en el que murieron al menos mil personas, según Naciones Unidas.
Según la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, al menos 23 millones de afganos, o más de la mitad de la población del país, padece hambre extrema.
Fánelie Carey-Conte, secretaria general de la organización, defendió en declaraciones a EFE la importancia de agilizar los procesos de reunificación familiar, que pueden ser muy difíciles.
A los 18, Basira quiere estudiar informática para ayudar a otros afganos después de poder irse a vivir con su padre a Francia.
Su padre y más tarde su hermano fueron amenazados por los talibanes en Afganistán, lo que provocó que toda la familia abandonara el país.
Basira se siente libre en Francia. «Puedo estudiar, trabajar, hacer lo que quiera», dice.
En Afganistán, la vida de las mujeres se volvió extremadamente difícil con la llegada de los talibanes: «Las mujeres no son vistas como personas», lamentó.
“Se les han quitado los derechos más básicos, no hay derechos humanos para las mujeres en Afganistán”, condenó la joven. Pero las cosas tampoco han sido fáciles fuera de su país de origen.
«He sido abusada por ser afgana», dijo Basira sobre su experiencia en Irán, donde son discriminados por su nacionalidad.
La joven dice que se les prohíbe comprar o alquilar una casa y se les condena constantemente al ostracismo, por lo que tiene miedo de salir: «Nos llaman afganos sucios», dijo.
A pesar de las difíciles experiencias por las que han tenido que pasar mujeres como Shokria y Basira, no dudan en compartir su historia y exigir un cambio para que su valentía y sufrimiento no queden en el olvido. EFE