Opinión ¿Es demasiado tarde para aprender un nuevo idioma?

Opinión ¿Es demasiado tarde para aprender un nuevo idioma?

Lo importante es atreverse, lanzarse a hablar y tener conversaciones a pesar de no dominar del todo ese lenguaje.

Lo importante es atreverse, lanzarse a hablar y tener conversaciones a pesar de no dominar del todo ese lenguaje.

¿Por qué los niños aprenden su lengua materna desde muy pequeños y por qué a los adultos nos cuesta tanto aprender un nuevo idioma?

La realidad es que, cuando nacemos y de bebés escuchamos hablar a la gente de nuestro alrededor, más que aprender un idioma, lo estamos adquiriendo. Es un proceso natural de imitación y lógica en el que intuimos el sistema que conforma el lenguaje. Por lo tanto, los errores comunes de gramática y vocabulario ocurren en los niños, como decir ‘roto’ y ‘did’ en base a la existencia de las formas ‘comido’ y ‘corrido’. La adquisición del lenguaje es, en esta etapa de la vida, puramente orgánica.

Un bebé de apenas 12 meses ya es capaz de decir de cinco a diez palabras. A partir de ahí, el dominio de la palabra y del lenguaje adquiere una velocidad vertiginosa. A los 24 meses el niño ya sabe unas 200 palabras, a los 30 meses sabrá unas 400 ya los 36 meses sabrá unas 1.000. Ya a los 6 años, su vocabulario rondará las 3.000 palabras.

Los adultos entramos en el proceso de aprender un segundo idioma de una manera menos intuitiva y más estructurada. Los niños aprenden por imitación, mientras que nosotros aprendemos mecánicamente: nos sentamos en una clase y estudiamos las reglas de la gramática y memorizamos las palabras.

Quizás este proceso sea el que explique por qué a mi generación (los que crecimos sin Internet ni televisión por cable) nos ha costado más dominar el inglés. A pesar de que pasamos toda nuestra niñez tomando clases en la escuela, a la hora de la verdad no éramos capaces de comunicarnos efectivamente en ese idioma. Sin embargo, veo a los jóvenes de hoy, los que sí tenían acceso a la programación en inglés en televisión y streaming, y acceso a contenidos en ese idioma a través de la web, hablando ese segundo idioma sin ningún problema. El secreto es la inmersión. Si tienes la oportunidad de viajar al país donde hablan ese idioma y te expones constantemente a ello, el dominio del idioma y la fluidez con la que te expresas te llegará en poco tiempo.

Lo importante es atreverse, empezar a hablar y tener conversaciones a pesar de no dominar del todo ese idioma. Nuestro error es pensar que todo tiene que ser perfecto. Hay que vencer el miedo, ya que es la única forma en que podremos hablar un segundo idioma. De hecho, la gente aprecia mucho más el esfuerzo de un hablante por tratar de hablar el idioma extranjero que la perfección al intentarlo. Por ejemplo, nos gusta que una persona se esfuerce por hablar español en nuestro país, aunque cometa muchos errores en el proceso. Lo vemos como un gesto de respeto hacia nuestra cultura y lo apreciamos.

Tampoco le tengas miedo al acento. Lo cierto es que será muy difícil, si no imposible, deshacerte del acento latino cuando hables inglés. Mi papá era francés y vino a vivir a Puerto Rico de adulto, sin saber una palabra de español. Dijo que aprendió español escuchando a Don Cholito en la televisión. Lo cierto es que aprendió a hablar y comunicarse con eficacia, pero nunca fue capaz de desvincularse del típico acento francés, con la gutural erre, al estilo de Pepe Le Pew (la mofeta apestosa). Eso, para nada, lo detuvo en su deseo de comunicarse en español.

Siempre puedes aprender un segundo o tercer idioma si te lo propones. Asegúrese de complementar el aprendizaje tradicional con la exposición a situaciones de inmersión en el idioma. Pierde el miedo a cometer errores.

Recuerda: saber más de un idioma siempre será una ganancia para ti.

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