Bruselas, 20 may (EFE).- Ubicada en una antigua fábrica y seleccionada para el Museo Europeo del Año (EMYA), la dedicada a la Migración en Bruselas es un movimiento coherente y continuo, hasta el punto de que se muestra por dentro. muestra las vivencias de personas con nombres y apellidos para rendir homenaje a quienes han ido en busca de un futuro mejor.
La exposición comienza con una copia de la estatua del Moisés de Miguel Ángel rodeada de basura, cuyos autores, los artistas belgas Willem Boel y Peter Buggenhout, buscan conducir a los migrantes a la «tierra prometida», según funcionarios del museo.
Junto a este retrato, Isabel Ceballos, inmigrante de mediana edad y segunda generación en Bélgica, recuerda en Efe la historia de su padre, médico y obrero, que durante la dictadura de Augusto Pinochet tuvo que salir de Chile y trabajar. en Belgica. «del presente».
“En esos días no había teléfonos, la migración era difícil, así como venían mineros españoles o italianos por diferentes motivos, pero con la misma soledad”, agregó Ceballos.
Entre las pinturas y descripciones dispuestas en orden cronológico, en el primer piso del museo se ofrece un recorrido histórico por la migración en Bruselas desde mediados de la década de 1990 e incluye fotografías que representan grandes oleadas de diferentes razas que llegaron con sueños y esperanzas.
Tras la narración histórica se publicaron muchos relatos y otras cosas que los emigrantes traían de su tierra natal, y en medio de todas estas peripecias por parte de Carmen Sánchez, una salmantina dice que vino a Bruselas a aprender francés, pero ella se negó por amor.
Junto al cuadro, barro, CD de rumba hispano-belga y pandereta, Carmen relata que llegó como parte de un intercambio de idiomas, pero se enamoró y volvió a Bruselas para radicarse; Recientemente, consiguió un trabajo como trabajadora social y ayudó a muchas personas a involucrarse en el nuevo mundo.
Después de vivir 30 años en Bélgica, Carmen siempre intenta volver a España y se siente afortunada: «Para mucha gente de países como Siria no es fácil volver a casa», añade una salmantina, que también destaca su trabajo. intentando juntar a todos los que se mueven por la zona y contar sus experiencias y pasar un buen rato.
Según Ceballos, cada seis meses estos eventos son reemplazados por los de otros participantes, por lo que “nunca encontrarás otro museo”, dice.
La misma filosofía domina el segundo piso del museo, que alberga exhibiciones temporales y cada mes se lanza un tema diferente.
Este mes de mayo, el foco principal está puesto en las vivencias de los refugiados que llegan en pequeñas embarcaciones, y se exponen los restos de estos antiguos barcos para que, para poder atraparlos, los turistas se sientan muy cerca de las miles de personas que cruzan el océano para llegar a Europa.
“Para los estudiantes propietarios de estas embarcaciones, ven una forma diferente de verlas en la televisión”, informa Ceballos.
Y es que el Museo de la Migración también ayuda a los jóvenes a conocer otras culturas y, sobre todo, “lo que hay detrás de esta gente”, según la educadora belga Nelle Verbrughe, que da clases en un pequeño pueblo de la región de Flandes y está contenta. que este es un lugar de “mente abierta” para sus estudiantes.
Con más de 180 países, Bruselas es considerada una de las ciudades más culturales del mundo.
“Cuando vives en París, te conviertes en París; en Londres, londinense; pero en Bruselas no se suele decir que viene de Bruselas, aquí cada uno puede ser lo que es, puede ser zinneke (expresión popular que refleja el orgullo de convivir y ser parte de una mezcla de culturas y raíces)”. subraya Isabel Ceballos.
Numerosos hechos históricos han animado a las personas a emigrar a Europa y esto se refleja en los más de 37 millones de inmigrantes que representan el 8,2% de la población europea, según la población de Estados Unidos.
Con estas palabras, es importante contar con un museo que conozca y comparta con la segunda y tercera generación de inmigrantes la historia de sus padres o abuelos, además de ayudar a los visitantes a comprender el más allá de todos los que han dejado sus vidas por venir. en Europa, según Ceballos. EFE